cerré todo con llave, sentada en un rincón, escondida, soniando con algo que nunca vendría, pero que al menos mantendría mi ruidosa respiración acompasada
el frió de afuera se transformaba en la humedad de las sobrias paredes de adentro, recordé aquel dolor que me invadía, no me atrevía a seguir respirando, no quería volver allí, los oscuras marcas en mi piel dolían, me atravesaban hasta el fondo, mi nombre, el que alguna vez fue mi nombre, esa traición que me encerró aquí
me levante de cama agitada, mirando a mi al rededor, intentado saber donde estaba, a mi lado, un rostro que conocía muy bien, luego de unos minutos pude conciliar el suenio, otra vez, sabiendo que jamas me volverían a llamar así, que jamas volvería a pasar lo mismo